Fueron 8 horas de espera, nos recorrimos todo, paseamos mucho, pero ... fueron 8 horas eternas, nunca terminaban.
Pero no por eso una va a perder la elegancia.
Por fin llegó la hora de la cena.
Y con mamá nos comimos una porción re grande de pizza, bueno me parece que la que más coió fuí yo.
viernes, 30 de octubre de 2009
Unas horas de espera
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