jueves, 3 de septiembre de 2009

En el zoo (1ra parte)

Nuestra expedición se inició a las 11hs. Todos listos para salir, como siempre con bronceador y gorrito. En el auto íbamos un poco apinados, sobre todo el Santi que le tocó ir en el medio.





Lo primero que vimos fueron los animales de la granja.



Aunque no toqué a la vaca igual me quise lavar las manos, soy una chica muy limpita.





Recorrimos un museo con animales y cosas del Amazonas.



Las manta rayas son impresionantes sobre todo cuando se acercaban al vidrio y se les veía la boca.







Para terminar el recorrido en este museo, descansamos mirando un video sobre ecología, muy interesante por cierto.

Aprendiendo cosas nuevas

Quién dijo que las cosas que uno aprende siempre con buenas??? Hay cosas que no serán buenas, pero sí que son divertidas, jaja. Papá no te preocupes que de esta maniobra extraña salí ilesa.





En la biblioteca

Fuimos a la biblioteca y mientras la tía buscaba libritos para llevar, yo me entretenía jugando un poco. Claro que tambien miré libritos y elegí unos para mí.





Conociendo el barrio

A bordo de nuestros super vehículos, después de colocarnos bronceador, gorrito y repelente para los mosquitos, salimos a dar una vuelta por el barrio. Por supuesto antes de partir nos tomamos un rico tere para aguantar toda la vuelta.





Jugando con Playmobil

Por fin lo conocí al primo Santi!!! y como verán enseguida nos llevamos muy bien, me dejó jugar con él y los Playmobil que la abu Petty le mandó (son un poco viejitos, porque eran de las tías y mamá cuando eran chicas).



Haciendo jardinería

Todo comenzó como un inocente trabajo de jardinería, la tía y mamá podaban las rosas y con el Mati jugábamos con el agua.





La cosa después se descontroló y terminamos todos empapados, sobre todo cuando la tía nos empezó a tirar agua con la manguera. Si sabía que me iba a mojar tanto, me ponía la malla.

Conociendo Washington (3ra parte)

Bueno, después del baño que nos dimos para aplacar el calor, fuimos al Museo de Ciencias Naturales. No se porqué la gente nos miró un poco extraño al entrar todos empapados en nuestros cochecitos pocholos. Comenzamos el recorrido como dos buenos niños, sentaditos cada cual en su cochecito y muy tranquilamente observábamos los videos y comentábamos lo que veíamos.



Lo que mas me llamó la atención fueron los esqueletos de los dinosaurios ... como hicieron para subirse hasta ahí!!!





Menos mal que teníamos una guía experimentada, la tía se sabía todo sobre dinosaurios!! Lo que pasa es que había estudiado mucho cuando mi primo Santi era mas chiquito y al Museo se lo conoce de punta a punta.



Cada tanto me tomaba un descanso.



Lo bueno del Museo es que los niños pueden tocar todo y nadie te dice nada.



Con Mati correteabamos un poco hasta que la tía y mamá nos capturaban.





Quedamos fascinados con los animales, parecían reales!!